La fiesta más grande del planeta, nació el 21 de junio de 1982; antigua tradición de las fiestas de “Saint-Jean”. El concepto básico del cual se componía era fortalecer la convivencia ciudadana y la cultura democrática a partir de la música.
Actualmente esta celebración reúne a todas las naciones europeas y convoca a más de 120 países del mundo y 250 ciudades sobre los cinco continentes, en un encuentro fraternal que trasciende las fronteras establecidas por Estados, credos, etnias, territorios, estratos socioeconómicos y culturas para vivir y disfrutar el lenguaje universal de la música el 21 de junio.
Medellín no fue la excepción, en nuestra ciudad se llevó a cabo la 6ta versión de la fiesta, con la participación de más de 2000 músicos, 150 grupos en 28 escenarios, convocando gran diversidad de públicos en torno a mas de 30 géneros diferentes, demostrando que la música derriba fronteras, y que podemos disfrutar de un espectáculo en paz y tolerancia.
La finalidad de la fiesta parecía cumplirse, resultaba satisfactorio y bastante agradable ver cómo familias enteras, se reunían alrededor de una tarima que pasaba por diferentes propuestas musicales, cuando ni siquiera el clima parecía menguar los ánimos de los asistentes, y la extenuante jornada no era impedimento para que músicos y organizadores trabajaran con el mismo ímpetu para entregar un buen show.
Me agradó en particular el hecho de que la fiesta de la música hubiese convocado a gran cantidad de bandas, grupos y músicos de la ciudad, que todos se unieron en pro de una sola causa, y que así mismo dieran lo mejor de sí a su público, contagiado desde los mayores hasta el más pequeño de los asistentes, y que se hubiera dado participación a personas discapacitadas, enfermos, y ancianos en lo que fue la visita a museos, iglesias y hospitales.
Así pues se llevó a cabo un año más la Fiesta de la Música, y espero que buenas iniciativas como ésta se sigan gestando en la ciudad.